
Jorge Luis Borges
"Creo que ese es el oficio, o si usted quiere ¬es una palabra más ambiciosa¬, el destino del escritor: cambiar las cosas... Yo mismo tengo la impresión de que todo lo que me sucede, incluso el infortunio, sobre todo el infortunio, me son dados para que yo los cambie en algo, y por eso hay una gran literatura del infortunio y no de la felicidad, que yo sepa. Porque la felicidad es un fin en sí, mientras que el infortunio debe transformarse en otra cosa... Esa cosa es el arte. Puede ser la música, la pintura... En mi caso no es sino la literatura".
(Fragmento de nota de Bernard Pivot, La Jornada Semanal, 23-03-97, traducción de Juan Moreno Blanco)
Me complació enormemente encontrar este fragmento de una entrevista a Jorge Luis Borges realizada por Bernard Pivot.
Sentir que compartíamos una misma idea. Él desde su profunda intelectualidad y su innegable talento.Yo desde mi humilde lugar de lectora y audaz remedo de escritora de palimpsestos varios, me produjo una secreta e íntima satisfacción.Una pequeña usurpación de razones en común con un gran, admirado y tardíamente comprendido en mi vida, Borges.
Yo secretamente lo llamaba la literatura negativa.El, con su capacidad de buscar esas deliciosas palabras , casi olvidadas, pero tan ricamente significantes lo llamaba "la literatura del infortunio".
Lo que se escribe cuando la fortuna es esquiva , cuando lo querido no nos quiere, cuando sabemos que estamos solos y empezamos a dudar si realmente es una soledad absolutamente construida a nuestra medida, o el fruto de lo irremediablemente nunca encontrado.Ese infortunio y otros miles más que el hombre atraviesa a lo largo de su vida .Diversos.Personales.Unicos y colectivos.
El arte duele.Es doloroso y necesariamente nace del dolor mismo.Por eso existe el llanto estético.Las lágrimas transpasantes, que nos clavan una daga en el pecho, nos entrecortan el aliento y nos hacen existencialmente frágiles y vulnerables .
Hay quizás más belleza en lo adverso que en lo gozoso.
Posiblemente son esos los momentos en los que el hombre recuerda su sino y su destino.La fugacidad.Lo efímero.Una historia pequeña que necesariamente llegará a su fin.
Borges solía decir que la vida es entretenerse entre el nacer y el morir.Y en esta humorada encerraba el mayor de los infortunios posibles : nuestra levedad ( insoportable, diría Milan Kundera ), y nuestra quintesencia mortal.
Pero si la vida es trancurrir, ese camino cuyo final conocemos , soñamos y hemos temido en las noches de tormenta , cuando la furia de la naturaleza nos hace más fragilmente humanos y mortales ( tremenda palabra : "mortales", los destinados a morir.Así comienza nuestro Himno Nacional,..."Oid mortales....") nos hace crear para ser recordados.
Sólo nos redime el arte .Sólo el arte sublima esta tenue decadencia de origen y destino, de alguna manera particular y única, ennobleciéndola y dándole un sentido.Que si no nos sirve de consuelo, al menos hace vibrar nuestros días .
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